Para empezar a escribir sobre lo que leí, creo que me tarde como dos horas. Primero porque a lo largo de mi lectura, me sentía ahí en frente de estas mujeres, les puse el rostro tal cual lo imaginé y “empecé a hablar con ellas”. Cuando terminé sentí miedo como si por saber lo que se ahora, me fueran a matar.
Después de esas dos horas, comprendí que tengo miedo, pero mi sentimiento más fuerte ahora, es la lástima. No las justifico, pero pobres mujeres, seguramente lo que cuentan no es nada y la frialdad con la que lo cuentan tiene en el fondo un mar de lágrimas queriendo salir.
No me sorprende la idea, de que después de ver diariamente en todos los medios, las historias de miles y millones de muertos, el día de hoy no me sienta impactada por eso, sino por las historias de quienes ejecutan esas “órdenes”.
Empezaré a enumerar los factores y elementos que más me duelen de estas historias. Primeramente Yaretzi; ella parece que en el fondo es una mujer buena, o por lo menos lo fue algún día. Entró por dinero y aunque ya esta en la cárcel, cuando salga, sólo quiere matar a unos que le deben algo. Esta mujer sicaria está arrepentida y cree en Dios.
La Güera, suena a ser la típica mujer que está involucrada en el asunto del narco, solamente por la facha que trae, las marcas que usa y como se expresa. Parece que es una mujer dura y con la que no puedes andar con rodeos, porque si se desespera te mata. Gran porcentaje (29%) de las ejecuciones en Cd. Juárez son gracias a ella y se ha entregado a varios hombres con el propósito de conseguir lo que quiere. Esta mujer comprende muy bien el negocio y las causas de la violencia de el día de hoy: “La violencia creció a la par de los gobernantes corruptos” ella da a entender.
Marta parece estar enferma, tiene delirios y esta convencida de que lo que hace es lo correcto; ella le es fiel a la Santa Muerte y desde que comenzó en esto, ella quería ser sicaria. Se le dio una oportunidad y dice que no sintió nada, pero que: “Tu primera muerte es como la primera cogida, no la olvidas”. Ella parecía tener hambre de éxito y no precisamente la gran empresaria, sino que quería tener un buen puesto dentro de ese negocio tan sucio. Luchó por ser sicaria y la agarraron los militares por tomar una decisión equivocada.
Estas son a groso modo las historias de estas tres mujeres sicarias, que saben más de armas que de otras cosas, que saben que ya lo perdieron todo, sus familias, sus amigos, su dignidad, su pureza, pero sobre todo su vida, porque las tres en diferentes ocasiones afirman que una vez que entran en ese negocio, la única forma de salir es “con los pies por delante”.
Pero aún así, si pudieran cambiar esa “regla”, las tres regresarían a atender unos asuntos pendientes. La Güera, después de que se levanta y se va del restaurante, lo único que me deja para pensar es que regresará a hacer lo que hace todos los días. Marta refleja que aunque tuviera otra oportunidad de comenzar en otro lado, no lo haría por la comodidad y seguridad que tiene económicamente en ese negocio. Y Yaretzi, se quiere vengar de quien alguna vez le hizo daño. Eso es lo más duro de esto; que después de todo lo que han vivido y la misma vida les ha brindado una oportunidad, ella no la van a aprovechar.
En lo personal, nunca pensé que me enfrentaría a un artículo así, las entrevistas escritas no son mi género preferido, sin embargo, esta me ayuda a entender la cantidad de muertes que hay diariamente, la causa no la se, el efecto lo veo todos los días, pero el impacto personal de saber que quienes ejecutan estas tareas no sienten nada al cometer dicho crimen, eso se me quedará para siempre.
Mi más grande admiración y respeto al periodista mexicano Alejandro Almazán, por su trabajo, esfuerzo, dedicación y valor para realizar esta entrevista.
Chicas Kaláshnikov
Un recorrido por los relatos de mujeres que dejaron una vida común para dedicarse a ser sicarias en Ciudad Juárez.
Alejandro Almazán/ Fotografía de Adrian Duchateau
http://www.gatopardo.com/ReportajesGP.php?R=51#1
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